En una tarde tranquila en el Bosque Imaginado, Garrampas, la ratita que daba calambres, se aventuró más allá de su sendero habitual en busca de nuevas aventuras. Mientras exploraba entre los árboles, escuchó un rugido profundo que resonaba en la distancia.
Intrigada, Garrampas siguió el sonido hasta llegar a un claro del Bosque, donde se encontró con una escena que la dejó sin aliento: un imponente Dragón de escamas relucientes, con ojos que brillaban como joyas, emergió de entre los árboles.
Aunque el corazón de Garrampas latía con fuerza, su curiosidad superó su miedo. Se acercó a él con cautela, esperando no molestarlo. Para su sorpresa, el Dragón no parecía hostil. En lugar de eso, inclinó la cabeza en saludo, revelando una sonrisa amistosa.
El Dragón, cuyo nombre era Arianth, le contó a Garrampas que había vivido en el Bosque durante siglos, protegiendo sus secretos y cuidando de sus habitantes. Había llegado el momento de pasar el testigo, y buscaba a alguien digno para heredar su papel como guardián.
Garrampas, emocionada por la oportunidad, aceptó el desafío con valentía. Con la orientación y el consejo de Arianth, aprendió los secretos del Bosque y cómo proteger a sus habitantes de cualquier amenaza.
Imagen: Pinterest |
Con el tiempo, Garrampas se convirtió en una valiente defensora del Bosque Imaginado, ganándose el respeto y la admiración de todas las criaturas que lo habitaban. Y aunque Arianth ya no estaba físicamente presente, su espíritu vivía en cada rincón del Bosque, recordándoles a todos la importancia de la amistad, el coraje y la lealtad.
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