El Puente del Arcoíris

En el Bosque Imaginado, donde los sueños y las realidades se funden en un tejido de posibilidades, se alza un puente único: El Puente del Arcoíris. Este no es un puente ordinario; se materializa solo cuando el corazón de alguien está dispuesto a cruzar de un estado de ser a otro, envuelto en la promesa de luz y color.

Un amanecer, cuando el Bosque aún duerme bajo un manto de rocío, una criatura del Bosque, un ciervo de pelaje iridiscente, se aproxima al lugar donde el puente debe estar. Sus ojos reflejan la curiosidad y la esperanza, pues ha escuchado las leyendas sobre dicho Puente, un lugar donde las almas dejan atrás sus cargas para abrazar nuevas vidas.

Imagen: Luzia

Al llegar, el Puente se manifiesta ante él, un arco vibrante de colores que danzan en el aire, reflejando el espíritu de cada ser que alguna vez lo ha cruzado. Con un paso decidido pero reverente, el ciervo comienza su travesía. A medida que avanza, el puente cambia, mostrando visiones de prados eternos y bosques de luz donde reina la paz suprema.

Cada paso es una liberación, un dejar ir viejas penas y un acogimiento de nuevas alegrías. Al alcanzar el otro lado, el ciervo se encuentra en un claro bañado por una luz pura, donde otras criaturas del Bosque dejan sus historias pasadas. Allí, deposita su carga, una historia de soledad y búsqueda, y en su lugar, recoge una nueva, una de compañía y descubrimiento.

El Puente del Arcoíris no es solo un camino; es una transición, un ritual de cambio donde cada color representa una etapa de la vida. Y así, con el corazón más ligero y el espíritu renovado, el ciervo retorna al Bosque, listo para vivir su nueva narrativa, una historia tejida con los hilos de arcoíris de su propio puente hacia el futuro.