jueves, 13 de febrero de 2025

La Brújula de los Destinos

En un claro del Bosque Imaginado, donde la luz danza entre las hojas como hilos de oro líquido, se alza un artefacto antiguo: la Brújula de los Destinos. No es una brújula común; sus agujas no apuntaban al norte, sino al corazón de los deseos más profundos de quien la sostiene. Los viajeros del Bosque la buscaban con fervor, anhelando su guía hacia tesoros ocultos o senderos olvidados.

Pero la Brújula tiene un guardián: el Jardinero de las Estrellas. No es un hombre, sino un ser etéreo tejido de luz estelar y sombras suaves. Su tarea no es proteger la Brújula, sino equilibrar su poder. «No todos los destinos deben ser encontrados», susurraba mientras podaba las enredaderas que crecen alrededor del artefacto, cada hoja un reflejo de un futuro posible.

Un día, una joven llega al claro. Su corazón es un torbellino de sueños rotos y esperanzas nuevas. Toma la Brújula, y las agujas giran frenéticas, señalando un camino hacia un reino de cristal y nubes. Pero el Jardinero aparece con su figura resplandeciente como un amanecer. 

—La Brújula muestra, pero no comprende —dice—. Elige con cuidado. No todos los caminos de luz llevan a la paz.

La joven duda, mirando las agujas que tiemblan entre dos senderos: uno brillante, otro envuelto en niebla. El Jardinero sonríe y, con un gesto, hace florecer una rosa de luz en su mano. «La elección siempre es tuya. Yo solo cuido las posibilidades.»

Ella cierra los ojos, escucha su corazón y elige el sendero nebuloso. El Jardinero asiente, y la Brújula se desvanece en polvo dorado. En el Bosque Imaginado, los destinos no se escriben; se cultivan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Recuerda la netiqueta a la hora de comentar.