Ratoner ha colapsado. Sabe que es el ratón cuántico del Bosque Imaginado. Sabe que tiene como musa a Qamar, la lunita azul nómada. Sabe que tiene como compañera de aventuras y desventuras a Garrampas, la ratita que da calambres.
Pero a partir de ahí, ya no sabe por dónde tirar: fantasía o cuántica. Fantasía cuántica. Cuántica fantástica… A veces, recurre a la IA: Grok, Deep… que le dan textos e imágenes agradables a la vista pero que les falta algo.
![]() |
| Imagen: Grok |
No se da cuenta de que, junto a Qamar, pueden crear el Bosque Imaginado que quieran. Y eso le paraliza aún más. No es que Ratoner no tenga imaginación, pero cuando piensa en los Bosques que han surgido de la fantasía de otros tiempos, tiene miedo de no estar a la altura.
A veces, se detiene a ver a los niños jugando en los parques. Los niños no saben nada de técnica fantástica, ni les hace falta porque ellos mismos son fantasía. El parque es su Bosque Imaginado aunque no le pongan ese nombre. En alguna ocasión intenta recordar cómo era su infancia con Bosque o sin él.
No sabe de dónde salieron los juego a los que jugaba. Podría ser que los heredara de sus vecinos cuando pasaban a ser adolescentes y jugaban a otras cosas. Su vida exterior era la calle y el colegio; su vida interior, la casa de sus padres.
Dónde fue la fantasía, imaginación… de aquella época. Lo que hacía tanta gracia cuando era pequeño dejó de hacerlo cuando fue adolescente. En alguna forma, este Bosque Imaginado que estás leyendo es el umbral, el paso de la infancia a la adolescencia y viceversa.
¿Cómo se vuelve a ser niño? No lo sé. Tal vez dejando de colapsar.

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Recuerda la netiqueta a la hora de comentar.