jueves, 12 de octubre de 2023

Patas y aletas: Un viaje sin fin

Ahí estaba el gato, resoplando de puro aburrimiento. Se había acicalado el pelaje, se había echando una siesta de tres horas; había dado un paseo hasta el cuenco de pienso, bebido un poco de agua y había terminado por hacer cuatro ejercicios de gimnasia, pero su historia ya había acabado. Se  subió al mueble donde estaba la pecera y se tumbó junto a ella. El pez ni se inmutó, y los dos se quedaron mirando el uno al otro.


—Tengo un gran problema —le dijo el gato al pez. 
—¿Cual? 
—Creo que el mundo se me queda pequeño. 
—El mío es infinito, pues está más allá de donde ven mis ojos, de donde mis alas nadan, más allá de esta pecera a donde asomas tus bigotes y no ves más que a un pez soso y aburrido. 
—¡Vaya! —exclamó el gato asombrado—. No sabía que existieran mundos tan vastos. Me siento atrapado en mi rutina de cazar ratones imaginarios y dormir bajo el sol en el jardín. ¿Cómo es vivir en un mundo tan infinito? 
—Es como flotar en un océano de sueños —respondió el pez con entusiasmo—. Cada día es una aventura, descubriendo nuevos paisajes y criaturas maravillosas. Mi hogar es un lienzo en blanco donde la imaginación crea mundos mágicos. 

El gato miró la pecera con envidia y luego alzó la mirada hacia el cielo. «¿Podría yo explorar también ese mundo infinito?», se preguntó. Entonces, una chispa de inspiración surgió en su mirada felina. 

—Tal vez no pueda nadar como tú —dijo el gato—, pero puedo saltar alto y llegar a lugares inexplorados. Juntos, podremos combinar tus viajes acuáticos con mis aventuras terrestres y descubrir un mundo nuevo y emocionante. 

El pez sonrió, emocionado con la idea de unirse a un ser tan curioso como el gato. 

—¡Seríamos un dúo extraordinario! —exclamó el pez—. Entonces, ¿nos aventuramos a explorar juntos el mundo infinito que se extiende más allá de nuestros límites? 

El gato asintió, con un brillo en sus ojos que reflejaba la emoción de la nueva amistad y las maravillas que les esperaban.

—¡Por supuesto! —respondió el gato—. Seremos compañeros en esta gran odisea, donde la tierra y el agua se entrelazan para crear una historia inolvidable de amistad y descubrimientos. 

Y así, el gato y el pez se embarcaron en una aventura, donde los límites desaparecían y la magia de lo desconocido les esperaba única en cada paso y cada aleta que daban, porque la magia está en el corazón y florece en la imaginación.

Qinni en deviantar

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