Ratoner

Galaxias de los Ratones

Ratón echaba cada vez más de menos a Garrampas a pesar de que seguían en contacto. Un día no aguantó más y se fue a buscarla al Bosque Imaginado. Ratón guardaba un conflictivo pasado que nunca había contado a nadie y menos a Garrampas por si le rechazaba.

Su color azul se debía a su procedencia de la galaxias de los Ratones, aunque él siempre decía que era por un fallo cuando era ratón de laboratorio. Los Ratones son dos galaxias que se encuentran en proceso de colisión y fusión permanente.

Debido a ello, se producen a veces agujeros de ratón similares a los agujeros de gusano pero que afectan solo a ratones que viven en esas galaxias; de ahí su nombre.

No queremos marearos con detalles técnicos que tiene que ver con la física cuántica pero el efecto práctico es que ratones de dichas galaxias acaban apareciendo en los lugares más insospechados del Universo y Ratón acabó apareciendo cerca de Garrampas.

Iba pensando en todas estas cosas y cómo decírselas a Garrampas cuando llegó a las puertas del Bosque Imaginado. No es que dicho bosque tuviera puertas como tales, solo había un letrero:

«Cierra muy fuertemente los ojos e imagina cómo te gustaría
que fuese el Bosque Imaginado».

Ratón no entró en detalles. Solo se imaginaba al lado de Garrampas y entonces... ocurrió. Estaba a su lado pero no era capaz de articular ni una sola palabra de todo lo que había pensado decirle.

–Querido Ratoner –sonrió Garrampas–, cuánto te he echado de menos. Y sin pensárselo dos veces le plantó un beso en los morritos cuyo calambre le recorrió todo su cuerpo hasta la punta de la cola.

–Ratoner, claro, Ratoner –balbuceó Ratón–. Y ya no hicieron falta más palabras.

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